Saturno es, de los cinco planetas que pueden observarse a simple vista, el más lejano de todos. Para no marear con millones de kilómetros, para medir dentro del sistema solar se inventó una medida muy práctica que es la unidad astronómica (UA). Esta equivale a 150 millones de kilómetros y es también la distancia promedio de la Tierra al Sol. Así, la Tierra está a una unidad astronómica del Sol, mientras que Saturno se ubica a unas 9,5 (UA); siempre en promedio, ya que los planetas se alejan y se acercan un poco al Sol durante sus órbitas.
Más allá de Saturno, se encuentran Urano y Neptuno, que no pueden verse a simple vista y por eso se descubrieron una vez que se inventó el telescopio; Urano puede verse solo en condiciones extraordinarias y muy tenue. Y de Saturno hacia el Sol se encuentran Júpiter, a 5,2 UA y que por estas fechas aparece cerca de medianoche. Luego Marte, a 1,5 UA; el planeta rojo se está haciendo visible a eso de las 2 am. Sigue la Tierra y, a continuación, Venus, a 0,7 UA y que ya al atardecer aparece bien brillante por el oeste. Por último, el más cercano al Sol: Mercurio, a 0,4 UA, que se observa sobre el oeste apenas luego del atardecer para pronto ocultarse tras el horizonte. Todos sin necesidad de instrumental alguno, desfilando ante nuestros ojos.
El más fácil de encontrar, esta vez como una excepción, fue Saturno. Su presencia sobre la Luna cruzó el firmamento como demostración de que el cielo proyecta una película maravillosa cada noche. Solo nos pide que elevemos la mirada para poder contemplarla.