Aunque aún no están claras las razones del accidente, se estima que el oleaje y las fuertes ráfagas de viento habrían provocado un error de navegación. Fuentes oficiales confirmaron que ya se produjo un derrame en el mar de Azov, que se conecta con el mar Negro a través del estrecho de Kerch.
Ambos petroleros llevarían, en total, unas 8.000 toneladas de combustible. El presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó que una brigada de especialistas fuera enviada a la zona para contener el derrame y evaluar el riesgo de contaminación ambiental.
El jefe de los Laboratorios de Investigación de Greenpeace con sede en el Reino Unido, Paul Johnston, sostuvo que "cualquier derrame de petróleo o petroquímicos en estas aguas tiene el potencial de ser grave". "En las condiciones climáticas actuales, es probable que sea extremadamente difícil de contener", advirtió.