El peronismo santafesino viene de una crisis que parece no tener fin y está dividido incluso dentro de grupos que antes eran monolíticos. En las elecciones a gobernador, Maximiliano Pulllaro se impuso por 28 puntos a Lewandowski y profundizó las divisiones como nunca.
El ex gobernador Omar Perotti hoy es uno de los socios dilectos de Pullaro, un intercambio de favores que se advierte en las leyes provinciales que vota el perottismo -incluida la reforma constitucional- y en los lugares que Pullaro le cedió a ese sector en la Corte Suprema provincial, en la Defensoría del Pueblo y en el Comité Organizador de los Juegos Suramericanos Odesur. Los opositores a Pullaro dicen que Perotti trabaja directamente para la división del peronismo y le facturan que en el apoyo a la reforma constitucional no objetó la ausencia de las PASO para convencionales: es lo que obliga al peronismo a lograr en los próximos días un entendimiento interno o prepararse para quedar por detrás del oficialismo, La Libertad Avanza y el partido de Amalia Granata. Sería una situación dramática, más en un momento en que el agronegocio se queja del dólar planchado y Pullaro reclama sin éxito la baja de retenciones. En contacto con productores santafesinos, el ex periodista pretende hablarle al campo y también prepara un proyecto para darle alivio al sector desde el Congreso.
La tensión también se advierte al interior de esas alianzas. El intendente de la localidad de Pérez, Pablo Corsalini, era el candidato que promovía la diputada camporista Florencia Carignano. Cercana a Eduardo “Wado” de Pedro, Carignano desplazó en el último año a Marcos Cleri de la jefatura de la organización en la provincia y propuso a Corsalini en rechazo a la candidatura del massista Diego Giuliano como primer convencional. En Santa Fe, respira un coletazo de la tensión Massa-Wado, dos dirigentes que se distanciaron después de haber sido socios políticos durante años. Sin embargo, a CFK no le cerraba ni Corsalini ni Giuiliano.
En los últimos días, en sintonía con el pedido de Cristina y en busca de un hipotético acuerdo, Lewandowski y Rossi tuvieron un encuentro reservado en el balneario de Costa del Este, donde los dos estaban parando. El ex jefe de Gabinete hizo un primer intento de disuadir a Lewandowski y le pidió que se ponga a la cabeza de la oferta electoral porque es el único que puede evitar la fragmentación. Sin embargo, el senador peronista pide garantías que sólo la ex presidenta podría darle.
Si finalmente desanda su camino y acepta el reclamo de Cristina para que se convierta en el candidato de la unidad, el ex periodista rosarino demandará mayor protagonismo para su sector y algo bastante más difícil: un cambio en la conducción del peronismo santafesino que hasta ahora, según repite, lo viene maltratando de manera repetida.
El tiempo apura a las distintas tribus que conviven bajo el tinglado de lo que en las últimas elecciones se llamó Unión por la Patria. El 2 de febrero hay que presentar las alianzas que van a competir en las elecciones de medio término del 13 de abril y el 7 de febrero vence el plazo para presentar las listas. El gobernador Pullaro consiguió los votos para llevar adelante la primera reforma de la constitución desde 1962. Junto con los convencionales, habrá elecciones municipales y comunales.
Antes de volver a Rosario, Lewandowski hizo este miércoles una escala en Buenos Aires para tomar una decisión. Una reunión con la ex presidenta, que varios de los involucrados en las negociaciones consideran inminente ante El Destape, podría evitarle al peronismo empezar el calendario electoral con el pie izquierdo y ser una primera señal de un intento de reunificación de la principal oposición a Milei.