Durante dos horas buscaron en toda la casa dinero y objetos de valor, sin dejar de amedrentar a sus aterradas víctimas, mientras la mujer intentaba calmar a los delincuentes y rogaba por su vida y la de su esposo.
Daniel, hijo de las víctimas, recibió la llamada de su madre y cuando regresó para auxiliarlos se encontró con la terrible escena. Luego comentó a la prensa: “Acá alrededor ya han robado en muchas casas, te puedo marcar todas las direcciones donde entraron”.
Osvaldo, en tanto, quedó con impactantes señales de la tortura a la que fue sometido, como hematomas en los brazos, en las manos y en la cara, además de cortes en la nariz debido a los golpes que le propinaron cobardemente los delincuentes.