Los fiscales paraguayos tienen hasta el 5 de abril para formular la acusación. En principio, es por contrabando de divisas: haber ingresado el dinero sin declarar. No es un delito de envergadura. Se podría avanzar hacia el lavado de dinero en base a las inconsistencias de fechas y cifras. Sin embargo, en Paraguay dicen que no es sencillo: habría que demostrar que el dinero es sucio, o sea, cuál es el delito precedente. El problema es que el delito precedente (un acto de corrupción, la venta de un voto en el Senado) se habría cometido en la Argentina.
El otro tema es que en la Argentina también hay dos causas y la jueza Sandra Arroyo Salgado mandó un pedido de extradición que, según la justicia paraguaya, está mal confeccionado. Por lo tanto, lo devolvieron. La jueza de San Isidro y el fiscal Fernando Domínguez investigan coimas de una empresa de seguridad -Securitas- que lograba contratos con la empresa de energía de Entre Ríos, en la que Kueider era funcionario. Securitas se auto-denunció y presentó una enorme cantidad de pruebas. Al mismo tiempo, Kueider es investigado por la justicia de Concordia por enriquecimiento ilícito, causa que lleva adelante el fiscal José Arias. La denuncia indica que compró departamentos (siempre con cochera) en un edificio de lujo de Paraná, a través de la sociedad Betail, de la que es accionista. Kueider dice que los departamentos no son suyos, pero las expensas las paga Guinsel Costa.
Casi nada parece encajar con nada. Lo único que responde a un razonamiento lógico, elemental, es que les encontraron 211.000 dólares sin explicación y que intentaron mover más de un millón de dólares para comprar doce departamentos. Todo eso después del voto de Kueider para aprobar la Ley Bases. Aquel jueves, la votación terminó empatada y desempató Victoria Villarruel, lo que demuestra que sin el voto de Kueider no habría ley. Desde esa madrugada en adelante, al senador y su pareja les sobran los dólares en efectivo. Dos más dos suelen ser cuatro.