La empresa General Motors, cuyas ganancias se cuentan por millones, despidió a 300 trabajadores, alguno de ellos con mas de 20 años de trayectoria. Esta decisión, amparada en la política de ajuste que lleva adelante el gobierno, deja a cientos de familias en la calle y profundiza la crisis social que atraviesa el país.
El anuncio de los retiros voluntarios llegó hace algunas semanas y comenzaron a efectivarse esta semana.
La pasividad de la dirigencia sindical y su falta de respuesta, que no ha convocado a ninguna medida de lucha, demuestra una vez más su complicidad con la patronal y con el ajuste del gobierno. Es necesario que el SMATA abandoné su pasividad absoluta convoque un paro urgente y exija la reincorporación de los cientos de trabajadores despedidos.