Según los afectados, con los despidos no solo se redujo la dotación de estas direcciones en número de agentes, sino que se prescindió de personas claves por su conocimiento y experiencia que será difícil reemplazar. “No se eliminaron cargos políticos, sino personal técnico –comentan–. Los más perjudicados serán los habitantes de las provincias con menos recursos, los municipios más desfavorecidos. La dotación que queda no solo está muy mal desde lo humano, sino porque además ve que no va a tener capacidad de respuesta. Es cierto que se necesita optimizar la eficiencia de la salud pública y el rol del ministerio. Pero eso no se logra recortando sin criterio, sin evaluar cómo se seguirá adelante, sino planificando y organizando. Por ejemplo, ya no están las personas que elaboran todos los años el boletín epidemiológico de estas enfermedades. Y con esa información no solamente el Ministerio, sino todas las jurisdicciones toman decisiones en materia de política sanitaria. A largo plazo, esto es mucho más costoso para todo el país, porque si tenemos más número de pacientes, esto va a repercutir en peor salud en la totalidad de la población y representará más costos. No tiene lógica ni siquiera desde la mirada económica”.
Algo comparable sucedió en la DiCEI: echaron a 14 personas de 46; es decir, el 30%. Esta dirección incluía cinco áreas que se fueron fortaleciendo a lo largo de los años. “Teníamos un área de compras, una de logística, una de datos, una de despacho y una médico-científica –cuenta otra de las despedidas, con más de una década de trabajo en ese grupo–. En la de despacho echaron a dos y ya se habían ido otras. Eran abogados y una médica legista. En este momento permanece una sola persona que hace ‘mesa de entradas’. Con lo cual todo lo que tiene que ver con expedientes y acceso a la información pública, y respuesta al fondo de reparación de Covid (creado para hacer frente a cualquier evento supuestamente atribuible a la vacuna), quedó desmantelado. De la parte de datos, despidieron a tres personas. Dos de ellas trabajaban en el soporte del sistema de nominalización de todas las vacunas (Nomivac) que está vigente desde 2023. En este momento, no hay nadie que responda a los miles de usuarios que hay en todo el país. Hace varios días ni siquiera se responden los correos electrónicos. En la parte de compras de inmunizaciones, de tres, echaron a dos. Se trata de procedimientos muy complejos, ya que el ministerio adquiere vacunas por diferentes mecanismos: a través del fondo rotatorio [de la OPS], por licitación pública o de manera directa. Y ese conocimiento técnico lo tienen las personas que echaron”.
Leando Cahn, de Fundación Huésped, en la reunión de la comisión de salud de Diputados
Todos los despedidos tenían un contrato llamado “048”, de planta transitoria, que se renovaba anualmente los 1° de enero. El año pasado eso ocurría cada tres meses y se les había indicado que si aprobaban el “examen de idoneidad”, volvería a ser anual. “De los 43, menos tres que son de la planta permanente y no tenían que rendir, aprobamos todos –cuentan–. Pero no sucedió lo prometido: la renovación fue hasta el 31 de enero y ahí nos enteramos que estaban revisando los listados para ver a quiénes iban a echar”.
La DiCEI no solo se ocupa de la planificación, compra y distribución de las vacunas, sino también de establecer recomendaciones basadas en la mejor evidencia científica, vigilancia epidemiológica de las enfermedades que éstas previenen, y de la de su seguridad. Echaron a las encargadas de la vacuna antigripal y HPV, la que estaba a cargo de virus sinsicial respiratorio y coqueluche. “De rabia, no quedo nadie”, subrayan.
Y destacan que estas enfermedades exceden a las jurisdicciones en las que se presentan: “Si hay un caso de sarampión en una provincia, el problema es de todo el país. No se pueden hacer políticas fraccionadas, porque la salud no tiene límites territoriales”.
María del Valle Juárez, en Diputados
Esta semana, María del Valle Juárez, también integrante de la DiCEI, describió la situación que atraviesan en una sesión de la Comisión de Salud de Diputados: “Cuando hicieron el nuevo organigrama, eliminaron las funciones precisas para que deje de funcionar –dijo–. Echaron a las tres personas que hacían el Registro Nominal de Vacunación. De tres personas que compraban vacunas, echaron a dos. Del área de recomendaciones científicas nos echaron a cuatro médicas de más de 10 años de experiencia. Una de ellas era la responsable de la vigilancia de sarampión, rubeola y rubeola congénita, justo cuando tenemos un caso importado de sarampión en CABA. Cadena de frío: el único encargado de manejar el sistema de la logística ya no está y no hay nadie que lo reemplace. No estamos peleando por nuestros 14 puestos de trabajo, eso es lo menos importante, sacaron engranajes muy importantes de la maquinaria y sin plan de contingencia, es cuestión de tiempo que todo caiga en cascada”.
“Pareciera que la única variable de eficiencia es recortar personal –concluyen–. Nosotros hacemos memorias anuales de lo hecho; sin embargo, desde que asumió este gobierno nadie nos vino a preguntar nada. No se sabe cuál es el criterio que utilizan para tomar estas decisiones. Dimos todo por el ministerio y con sueldos bajos. Hubo personas que siguieron trabajando en medio de un tratamiento oncológico. Es tremendo sentir que, de un día al otro, sos desechable”.